Recursos Inhumanos

Tal como se están poniendo las cosas, tras pudremitas memeces femiestalinistas como la de ayer, aconsejo a todos aquellos hombres que tengan responsabilidades en la selección de personal o en la elección de su equipo de trabajo, CONTRATACAR. Que hagan el bien simple esfuerzo de:

1. No implementar ni apoyar de modo activo -cuando no desaconsejarlas o  impedirlas razonadamente- ninguna política empresarial o de incentivos que suponga que las mujeres dispongan, por las buenas y por su cara bonita, de ventajas con respecto a los hombres, si no se las han ganado por su propio mérito y esfuerzo.

2. Otro tanto con las "kuotas" o los actos de cara a la galería bienpensante progreta: suprimirlos por completo. Como ocurre con el Rajoy con su lazo morado ayer, el beneficio neto por tales acciones publicitarias será nulo, cuando no negativo o directamente contraproducente. Que tu empresa luzca una bandera del orgullo gay, ni motiva contrato o decisión de compra seria alguna, ni te va a facilitar reclutar "a los mejores". Antes bien, lo contrario, dado que los clientes y candidatos con la cabeza sobre los hombros, suelen ser hombres intelectualmente maduros y tener valores y principios conservadores: los hippies, la chavalería y los neoestalinistas, sólo son buenos mercados para "Pudrimos".

3. Explícitamente, no contratar a mujeres en aquellos puestos donde la productividad y rendimiento masculinos sea histórica y comprobadamente superior -esto es: casi siempre-. Obvio, sobre todo si el trabajo cuenta con algún componente de actividad física, por mínimo que sea. Y seguir este criterio es bien facil, mientras las consecuencias más graves sean una insustancial y risible "mala publicidad" de machismo, o la gracieta de que tu departamento es "la fiesta de la salchicha". Mejor eso, a que sea una "fiesta de pijamas", creedme. O que la "mala publicidad" sea por el empeoramiento en el rendimiento de tu sección por tratar de cumplir con directrices de contratación que nada tienen que ver con el trabajo en sí.

4. Si la empresa pertenece al campo de la Ingeniería o la Construcción, mantener mínimo o nulo el número de mujeres en el equipo. En todos mis años de experiencia laboral en el sector, he podido constatar que su presencia es casi siempre disruptiva: interrumpen el flujo natural de trabajo y no se integran con naturalidad en los grupos -nunca son "uno más", y cuando hay "más de una, greña segura"...-; su productividad, ingenio, aportaciones e iniciativa son casi siempre poco llamativas o menores, teniendo al final que corregir o cargar, tú u otro compañero, con parte de su trabajo, pero sin poder siquiera torcer el gesto y a cambio, forzar media sonrisa... Rara vez salen del marco, y si no hay directrices claras, no saben por dónde tirar y se bloquean. Adicionalmente, su mera presencia -y ahora más que nunca, con la Policia del Pensamiento vigilando- promueve un comportamiento generalizado de "andar como pisando huevos" y "cuidado con lo que dices", no sea que... Todas estas verdades, que a los ojos del progrerío sonará escandaloso y motivo de prisión, es algo que necesariamente ignoran la caterva de políticos universitario-funcionariales y feministoides de salón, que dictan cátedra a los demás a partir de su nula experiencia real, "adquirida" en despachos en los que no hay presión ninguna porque no se produce nada de utilidad. Pero vosotros, hombres, no debéis aflojar la marcha por temor a romper alguna delicada cáscara.

"Recursos Humanos te va a mandar a una candidata ideal para el puesto" (en la foto, mostrando su extenso curriculum)

El incentivo adicional para operar según estos cuatro principios, es que contar con personal femenino, bajo el actual régimen opresor que la política populista está pergeñando, va a significar conflictos seguros en el futuro con, o por la mera presencia, de este mismo personal: una versión feminizada del célebre "entorno de trabajo tóxico", donde casi se ha de estar más preocupado de los problemas de quejas en recursos humanos, y por procurar que la Brigada de Vigilancia de Ofensas contra la Desigualdad no te detenga por haber infringido la norma de corrección política del día, que del trabajo real.

A modo de ejemplo, es muy ilustrativo el caso Damore en Google, un ingeniero despedido por constatar, respaldado con auténticos datos académicos y estadística, que las políticas de personal fomentando "integración y diversidad" en la empresa, anteponiendo el establecimiento de cuotas raciales y sexuales antes que la excelencia técnica y el rendimiento profesional constatado, estaban poniendo en peligro el propio desempeño y futuro de la misma (el informe, "Google's Ideological Echo Chamber", que tanta alarma causó entre los compañeras-y-compañeros -es un decir- de Damore y en la dirección progreta del conglomerado, es facilmente accesible en la red: podeis leerlo y juzgar por vosotros mismos si es racional el ser despedido por lo afirmado allí. Pues en estas estamos)

Y, andado el tiempo, habrá que estar pendiente de denuncias interpuestas en base a imaginarias y supuestas infracciones y "discriminaciones" cada vez más absurdas y delirantes. Lo que hoy se entiende por normal, poco a poco, a instancias de una Siniestra enloquecida en la búsqueda de "safe spaces" para sus anómalos cachorros criados a espaldas del Mundo Real, se irá considerando delictivo: un abrazo, una colleja del jefe, una palmada en la espalda, una palabra más alta que otra, una desacuerdo con la compañera, una "nano-agresión machista"...

Imaginaos el efecto que puede tener en vuestro futuro laboral, y vital, que una a ex-empleada cabreada y vengativa, le dé por montar un "#metoo" con vosotros, aunque seáis tan inocentes como el Niño Jesús... Y considérese el lado del que actualmente está (y así seguirá) la ley.

James Damore: arrojado fuera del "goolag" por leer un libro de Biología. Quizá, después de todo, le vaya mejor así. En este nuestro mundo objetivo, científico y técnológico, paradójicamente la Anatomía se ha vuelto una disciplina herética, como tristemente recuerda el caso del autobús naranja de "Hazte Oir".

Así que mejor evitáos futuros problemas, NO INTEGRANDO EN VUESTRO GRUPO A LAS que el "Progresismo", quieran o no, inocentes o culpables, irresponsablemente ha inoculado el Virus de la Futura Discordia.

Como todo lo que carece de explicación en todo este histérico cuento mujeril o feminista, lo que resulta completamente incomprensible es que este 50% de la población humana -siendo como dicen tan igual, o superior, al otro 50% al que Dios colocó un pingajo entre las piernas-, y en todo este tiempo en que la Humanidad pisa la Tierra, no haya sido capaz de crear sus propias empresas, sus formas de interacción, sus leyes, sus instituciones, etc, donde puedan hacer y deshacer a su antojo, contratarse todas entre sí y pagarse lo que se les antoje con o sin brechas, y todo ello sin necesidad de abusiva intervención masculina alguna. Siendo tan listas y teniendo tanta iniciativa, potencial y emprendimiento... ¿como es que unas superiores empresas e instituciones matriarcales, no han machacado a las -públicamente asumido- pálidas, injustas, violentas, explotadoras e ineficientes contrapartidas patriarcales que "tenemos que sufrir" en la actualidad...? Y, sin haber sido capaces de montarse sus propios chiringuitos, pero siendo tan valientes como afirman, ¿cómo es que necesitan que "Papá obligue a que los chicos las dejen entrar a jugar en su club"...? Pero, no contentas con ello, y cuando la realidad las ha acabado poniendo en su justo sitio dentro de ese club, ahora quieren seguir haciendo trampas y demandan que "Papá obligue a que los chicos cambien las normas del club para que las señoritas no se sientan ofendidas por sus malos modales y lo mal que huelen"...?

(pues los chicos empiezan a estar hasta las narices, y algunas-y-algunos deberían empezar a tomar nota de que el repetitivo cuento chino ya aburre: así que "el chico" que esto suscribe, por ejemplo, y como no quiere que su lugar de trabajo acabe convertido en "La vida de los otros", va a empezar a obstaculizar y desactivar, dentro de sus posibilidades, y con discreto ensañamiento y alegre entusiasmo, todas aquellas sugerencias y directrices diversitarias que emanen del Politburo y que no sean más que mera propaganda)

Juguemos de nuevo a "What's bad in this picture...?", con otra imagen que "no se sostiene"... Parece que absolutamente ningún engranaje en la máquina de generación de propaganda progreta, ni "hombras" ni "mujeros", fue capaz de discernir el "pequeño fallo". ¡Y estos, sin tener ni repajolera, son los mismos que ordenan y mandan al mujerío que profesionalmente debe decantarse -como ya venían haciendo los chicos, pero sin necesidad de decirles nada- por el campo de las STEM, porque así les va a ir chupiguay!

Pero recordemos la tercera ley de Newton -el rigor de las ciencias físicas y la ingeniería, que rigen la realidad, suele dejar en mal lugar a las (pseudo)ciencias sociales y su construcción de "castillos en el aire"-: lo que tendremos de nuevo aquí, cuando la reacción a la acción leftard se materialice, no será otra cosa que una nueva ronda de "consecuencias imprevistas", el "tiro por la culata" resultado de una de esas pretendidas y miopes "corrección de desigualdades" incentivada por la Siniestra, y que acaban conseguiendo casi exactamente lo contrario de lo que supuestamente se pretende: ¿Quieren "igualdad" para las mujeres, "mejorar la convivencia"...? Pues van a acabar consiguiendo que ningún hombre en sus cabales se les quiera acercar o -como desde aquí ya aconsejamos- contratar, simplemente por atajar de raíz la posibilidad de rematar ante un tribunal político y quedarte sin nada, con tu prestigio personal destruído y tu carrera profesional finiquitada, y entre rejas. Que sean "iguales" entre ellas, en aquellos sitios en los que sólo queden ellas, totalmente a salvo de "violencias machistas". Ignoro si las mujeres que irresponsablemente huelguearon o se manifestaron ayer en una suerte de "quince minutos de fama feminista", son verdaderamente conscientes de los inesperados frutos algo amargos que, andado el tiempo, ellas -o sus hijas y nietas- pueden acabar viéndose forzadas a meter garganta abajo.

Así que, hombres: evitemos vernos forzados a participar en conflictos absurdos y arrojados a luchar en guerras ajenas. Volvamos a los clásicos readoptando la simple y cabal directriz de El Hombre en su sitio y la Mujer en el suyo, que ha funcionado desde que el mundo es mundo. Para ello, debemos imponer, en la medida de nuestras posibilidades, que este principio se cumpla y respete en nuestro entorno de trabajo y en nuestras familias. Hombres y mujeres no somos iguales, y no debemos cometer la insensatez de adoptar políticas y abogar por comportamientos que traten de pervertir esta realidad.

Saludos y ánimo, que el camino no se presenta fácil.